Academia Acai Sabadell


DIBUJO del NATURAL

                                                                                          Estudio Leonardo Da Vinci

Leonardo Da Vinci decía que tenemos que llegar a ser confidentes de la naturaleza, porque no es lo mismo mirar que ver, ni ver que sentir. De ahí que sus estudios a partir de la observación, del agua, las plantas y animales, nos resulten tan cercanos y su humilde presencia los haga trascender se convierten en metáfora de vida, de fluir, de adaptarse, de debilidad o de fuerza destructora.

El agua, es la metáfora que facilita la explicación del potencial de fuerza que se revela en la debilidad cuando se muestra capaz de vencer a lo más fuerte : la piedra, lo “estable”.

Veamos la visión TAOISTA:

“Nada hay en este mundo, mas blando y débil que el agua. Sin embargo, sólo ella puede moldear la roca mas dura y fuerte, eso es irremplazable….ineludible.”

Tao Te Ching LXXVIII

En palabras del pintor, calígrafo y poeta Su Dong Po: «Entrar en la dimensión espiritual es percibir plenamente la naturaleza para llegar al destino», eso… nos expone con claridad que, según la visión taoísta, la correspondencia entre el ser humano y la naturaleza representan la piedra angular para la espiritualidad, En esta espiritualidad han de fundamentarse la práctica. No hay otro camino que ser perseverante evitando lo superficial, tanto en la praxis como en el estudio.

Aquel que se inicia ha de desarrollar la capacidad de concentrarse plenamente, mantener la confianza y el esmero necesario para alentar su espíritu a surgir en armonía con la naturaleza a través de la contemplación. Ha de dejar a un lado cualquier prisa o deseo por llegar, solo así alcanzará la comprensión de que la práctica, en sí misma es el propósito y el destino.

 

La expresión a través de las artes se nos muestra como una manifestación de la experiencia espiritual. Alquimia en la que confluyen materia y espíritu, la naturaleza original alienta el mundo interior del artista, quien, lejos de pretender una reproducción de la realidad visual, deja al margen cualquier intención de producción, tradición académica o método aprendido, para entregarse al universo de la percepción sin intervención del juicio intelectual, donde se encontrará en la quietud de esa luz interior que le concede (le aporta) la capacidad de manifestarse y reconocerse en la profundidad de su propio espíritu.

Desde el sosiego de la mente, cuando el espacio interior se hace presente en el ser, la percepción interna se refleja de manera natural en el movimiento libre del pincel. La textura tangible converge con lo intangible en los trazos y manchas que impregnan el papel. Imposible de explicar con palabras, la experiencia se transmuta silenciosamente para trascender los límites personales, quedando siempre una parte sutil sin manifestarse plenamente, una parte que dejará su impronta en el acontecer espiritual del ser.

 

 

 

En el silencio que, sin oponerse a la palabra, sé mantiene presente, acontece la transformación de una realidad que surge en la intimidad del vínculo establecido entre la naturaleza, el ser humano y el arte. Alejado de los criterios meramente estéticos que decretan la belleza como potencial del arte-objeto, el espíritu subyace latente o manifiesto. En la ausencia de un lenguaje explícito, se evidencia la tras-misión de un sentimiento invisible y silente, a través del cual se abraza la insondable intensidad de la espiritualidad

Yo hablo de belleza silvestre cuando mis cuadros o dibujos se revelan rústicos. Y os aseguro que son bellos “por error”.

                                                                                                Tecnica mixta, Anna Couderc.

Los artistas somos muy contradictorios, yo siento el vacío, pero en mis cuadros son compactos. El conflicto entre el drama y la tragedia me impulsan a rasgar, gravar, adherir materiales, oxidar y lo uso a modo de catarsis porque mi dolor es silencioso.


 

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